Editorial
El 7 de junio, en Durango, bajo el lema otros 40 años luchando vidas dignas, celebramos nuestra VI Asamblea General. A las puertas de cumplir 40 años nuestro sindicato está cada vez más fuerte, tenemos más afiliación que nunca y por primera vez las mujeres son mayoría en el.
La asamblea de Durango nos deja nuevos retos para los próximos 5 años y sin duda mucho trabajo para este recién estrenado curso 2024-2025.
El 3 de octubre, en la primera Comisión Nacional, celebrada tras la Asamblea ya nos pusimos manos a la obra con los mandatos que emanaban de la ponencia de la VI. La aprobación del protocolo contra la violencia machista en ESK sitúa al sindicato ante la oportunidad de seguir construyendo el sindicato feminista que queremos ser.
Este comienzo de curso ha estado marcado sin duda por el recrudecimiento de los ataques de Israel sobre el pueblo palestino y la extensión del conflicto a los países de alrededor. Al cumplirse un año del inicio de la enésima ofensiva de Israel contra Palestina ESK ha participado, y lo seguirá haciendo, en todas las movilizaciones a favor del pueblo palestino. Tal y como acordamos en Comisión Nacional y en vista de que el conflicto no tiene visos de terminar desde nuestro sindicato creemos que es importante movilizar a la clase trabajadora en las calles, pero también en los centros de trabajo.
Para este curso las previsiones económicas no pronostican nada bueno y esto unido a los efectos que aún venimos padeciendo provocados por la guerra de Ucrania no hacen que podamos ser optimistas en este sentido. En lo que a Euskal Herria se refiere so las propias patronales las que nos hablan de dificultades para este curso.
La pérdida de poder adquisitivo de la clase trabajadora y el empobrecimiento de la misma es algo que empieza ser sistemático y que se agudiza en el sector servicios que no podemos obviar está altamente feminizado.
Por otro lado el panorama político no es más alentador, con un gobierno estatal en constante equilibrismo que no contenta ni a unos ni a otras y una ultraderecha cada vez más envalentonada a la que es necesario pararle los pies de una vez. En lo que a Euskal Herria se refiere, en Nafarroa, Chivite sigue con su absoluto sometimiento y seguidismo de las políticas estatales y en Euskadi, cambiamos de cara pero no de políticas lo que nos espera un curso en el que poco o nada va a cambiar al menos si ese cambio depende de las instituciones.
Nos enfrentamos por lo tanto a un curso complicado, y la alternativa aeste panorama de momento no parece que vaya a venir de la mano del sindicalismo. La pugna sindical entre ELA y LAB se ha puesto más de manifiesto que nunca en estas últimas semanas y esto hace que el panorama resulte realmente desolador. Si ya nos resulta dificil plantar cala a patronal y gobiernos desde la unidad no parece viable hacerlo con los sindicatos haciendo la guerra cada uno por su lado.
ESK ha de ser capaz de hacer su propio recorrido, de hacer propuestas que rompan estas dinámicas y propiciar espacios de confluencia que sean capaces de movilizar la calle y recuperar ese modelo sindical transformador y combativo.
La agenda feminista, que es la nuestra, este curso viene más cargada que nunca, la intersindical creada a partir de la huelga del 30 de noviembre del 23 sigue con su trabajo en torno a los cuidados. Los X encuentros de Bilgune Feminista este noviembre, las movilizaciones en el aniversario de la Huelga General Feminista, La Marcha Mundial de las mujeres que tendrá su acción en Marsella en junio de 2025 o la Asamblea Nacional del Movimiento Feminista de Euskal Herria son solo algunos ejemplos de lo que nos espera este curso.
Este sin duda será un curso movido para ESK, hacia fuera, pero también hacia dentro, en noviembre, por fin habrá elecciones en Osakidetza, unas elecciones en las que llevamos mucho tiempo trabajando y que son una oportunidad. También nuestros pensionistas continúan con su lucha y para ello han puesto en marcha una ILP en Euskadi en la que ESK participará activamente. Un curso por lo tanto que promete ser agotador pero durante el cual a pesar de las dificultades seguiremos dando la batalla y poniendo todos nuestros esfuerzos en construir el sindicato y la sociedad que queremos.
Entrevista: Miguel Morete
Miguel Morete Y Manoli Etxeberria (ESK) han participado en Colombia en la "Caravana Humanitaria por la Vida, la Paz y la Permanencia en el Territorio" organizada por Komite Internazionalistak en verano. En este sentido hemos entrevistado a Miguel para conocer esta experiencia.
¿De dónde surge la idea de viajar a Colombia?
Esta caravana surge a petición de diferentes organizaciones nacionales Colombianas que sufren una situación crisis humanitaria en estos territorios de Colombia. Entre julio y agosto del 2024, un grupo de personas de Euskal Herria (organizadas por Komite Internazionalistak), participamos junto a otros internacionalistas y nacionales colombianos en esta “Caravana Humanitaria por la Vida, la Paz y la Permanencia en el territorio”, organizada por REDHER (Red Hermandad de Solidaridad por los Pueblos de Colombia), y apoyada por más de 100 organizaciones sociales, sindicales y políticas. Más de 187 personas, de 14 nacionalidades, se unieron a este viaje. Nuestro sindicato ESK apoyó esta iniciativa y dos compañeras de nuestro sindicato formamos parte activa de esta Caravana recorriendo algunas comunidades de Colombia. Se visibilizó la profunda crisis humanitaria que afecta a regiones como Arauca, Sur de Bolívar, Chocó, Cauca y Antioquia. Este recorrido no solo expuso las duras realidades que enfrentan estas comunidades, sino que también deja en claro la urgente necesidad de un cambio estructural en la respuesta del Estado y de la sociedad civil frente a esta crisis.
¿En qué consiste exactamente este proyecto, cuál es su finalidad?
Acompañamiento a comunidades vulnerables afectadas por el auge del paramilitarismo; visibilizar sus condiciones de vida; lo que están generando las multinacionales sobre el terreno; las dificultades de todo ésto en las vidas de las mujeres; recopilar y registrar testimonios e informaciones sobre la situación de DDHH; movilizar recursos y fortalecer el apoyo institucional y social, a nivel nacional e internacional, han sido algunos de los objetivos de esta Caravana.
Las personas integrantes de esta caravana íbamos escuchando las vivencias y las luchas por las diferentes comunidades por las que visitábamos. Hemos estado en comunidades campesinas, indígenas, afros y agromineras recogiendo testimonios.
Las comunidades y las organizaciones sociales y sindicales de Colombia están denunciando la violencia de grupos paramilitares en estos territorios. En lo que llevamos de año más de 150 líderes y lideresas sindicalistas y sociales han sido asesinadas y se han realizado más de 47 masacres en estos lugares. Estos asesinatos y desplazamientos forzosos de las comunidades obedecen a una estrategia del capital, de empresas transnacionales, que con su modelo económico extractivista, de explotación intensiva de la tierra, de acumulación de bienes comunes generan destrucción, poniendo en peligro las fuentes de agua, la biodiversidad, la soberanía alimentaria y la vida misma en estas comunidades. La continua disputa territorial entre los diferentes grupos armados y la apropiación de recursos naturales por las multinacionales golpea más violentamente a las mujeres.
Esta es la finalidad de esta Caravana recoger toda esta información, transmitirla y denunciar estos modelos de explotación del poder corporativo y su relación con el paramilitarismo, que ya han sido denunciados por numerosas organizaciones sociales y sindicales en Colombia, y que generan violencias, asesinatos, perdidas de derechos y amenazan la sostenibilidad de la vida de las personas y el planeta.
¿Qué valoración haces de esta experiencia?
Ha sido una experiencia muy intensa ideológicamente y emocionalmente. Hemos conocido en el recorrido de la Caravana a gente del movimiento sindical y social que ha viajado con nosotras. La capacidad de análisis político, de organización y de lucha de esta gente es impresionante. Cada recorrido de la caravana estaba organizado por las organizaciones de base que trabajan todo el año durante el terreno, estando muchos y muchas amenazadas por el paramilitarismo. Pese a ello, ahí siguen día a día dándolo todo por permanecer en el territorio y defender sus recursos naturales y sus proyectos de vida. Nosotras nos hemos ido con una experiencia que es difícil transmitir con palabras, porque hemos conocido gente donde la vida se negocia a diario.
¿Qué te ha aportado este viaje ideológicamente? ¿Y en lo personal?
Hay muchos lemas que hemos oído a lo largo de la Caravana, pero hay uno que nos llegó: “y lucha, lucha, lucha, no dejes de luchar por un gobierno obrero, campesino y popular”. Eso nos ha aportado, los lemas son reales, la lucha por el terreno y por el cambio de modelos económicos es real.
Conocer sus proyectos de vida comunales, a pesar de toda esta presión de los grupos paramilitares, asesinatos, confinamientos, etc... Continúan desarrollando proyectos para una vida digna de las comunidades, propuestas de agroecología, propuestas varias para recuperar su identidad, proyectos de cultura, feminismo, salud, vivienda, y educación. La importancia de la soberanía alimentaria y territorialidades agroalimentarias que aseguren su vida digna en el campo. La lucha de las mujeres que se definen como autodefensoras del territorio, defienden y pelean por mejorar las redes organizativas de las comunidades. Su capacidad de organizarse para crear empresas comunitarias donde se respetan los derechos laborales, sociales y ambientales.
Desde nuestro sindicato cuantas veces hemos dicho que nosotras lo tenemos muy claro, primero las personas, no hay otra opción; frente a su modelo capitalista, su individualismo y la muerte, nosotras elegimos la diversidad, la solidaridad y la vida. La vida al centro. Eso nos ha aportado.
Y diferenciar lo ideológico de lo personal ha sido difícil, ha estado todo el rato mezclado. Ha habido momentos de cansancio porque los viajes no fueron fáciles, largas horas de viaje en chivas, camionetas… que nos iban acercando a cada comunidad y el cansancio desaparecía cuando una vez más volvíamos a escuchar el hostigamiento continuo y captación de menores de los paramilitares, los toques de queda, como les envenenan los cultivos, las violaciones hacia las mujeres, no pueden salir a buscar alimentos porque tienen minas alrededor de las comunidades... un sin fin de violaciones que cuando te lo contaban se mezclaba en lo personal la rabia, dolor, tristeza pero también la resistencia que ellos y ellas transmitían. Cuantas veces he pensado que en Colombia estaría muerto por hacer lo que hacemos día a día en ESK.
¿Qué crees que puede aportar lo aprendido al sindicalismo y en concreto a ESK?
La unión entre lo social y lo sindical es algo mucho más ligado de lo que lo vivimos aquí. El sindicalismo está caracterizado históricamente por su compromiso con las luchas populares. Y así se vive y así los hemos visto.
Tanto en lo social, como en lo sindical, la fuerza y la clave reside en tejer un fuerte movimiento, centrado en la lucha, la conciencia y la convicción de todas, no solo en los y las lideresas. Considero que ahí está una de las claves de la constante lucha. Aunque alguien falte algún día, ahí sigue el movimiento sólido, haciendo frente a la violencia del paramilitarismo.
Hay muchos ejemplos, pero para entender esta unión, poner el ejemplo del Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema Agroalimentario -Sintraunicol-, que realiza una huelga
desde hace 4 meses en la empresa transnacional Nestlé. Este sindicato consiguió programas de bienestar y de derechos sociales para la ciudadanía de esta ciudad del centro del Valle del Cauca, como la construcción de barrios, centros deportivos y educativos, de ocio, de salud…
La empresa Nestlé quiere borrar la historia de lucha de su organización, la empresa renueva permanentemente la planta laboral y estableció un régimen de vigilancia que prohíbe la libre asociación. Nos contaron el asedio del paramilitarismo y sus vínculos con esta empresa, los recursos naturales que explota y la exención de impuestos que el gobierno local le concedió. También nos contaron que 39 sindicalistas de Sinaltrainal han sido asesinados.
Se estigmatiza y criminaliza el ejercicio sindical, por parte de las multinacionales, prohibiendo el derecho a la asociación y cooptando trabajadores, entre otras prácticas genocidas que se realizan.
Esto y mucho más nos han aportado los líderes sindicales con los que hemos estado. Una unión entre lo social y laboral completa. Ellas y ellos no sólo pueden pelear por derechos laborales, porque los modelos de explotación y de extractivismo por parte de las empresas multinacionales y nacionales repercuten directamente en los modelos de vida de esta gente. Al sindicalismo también le corresponde pelear por la vida, la paz y la permanencia en el territorio.
En definitiva nos reafirmarnos en nuestra apuesta como sindicato ESK por la denuncia a las grandes empresas con poderosos intereses económicos, con la ayuda de las instituciones que lo permiten, que siguen apostando por los megaproyectos, destruyendo los recursos naturales y el entorno rural y agravando la crisis ecológica.
Esta lucha nos une a la lucha de los compañeros y compañeras de Colombia de esta Caravana, es lo que nos piden: paremos este crecimiento económico, paremos esta mercantilización, paremos a las multinacionales y sus métodos, repensemos esa transición ecológica…. porque este modelo de vida es injusto e insostenible, más para unas personas que para otras, que son asesinadas día a día por reivindicar ésto y por defender sus territorios.
Covid
Hasta marzo de 2020, Begoña, técnico en cuidados auxiliares de enfermería, era una sanitaria normal y corriente hasta que el COVID se cruzó en su vida. Como muchas y muchos sanitarios en esos días, se encontraba en primera línea atendiendo a las y los pacientes infectados en la planta COVID de Cruces, hasta que se contagió en mayo de 2020. La baja médica derivada de ese contagio fue reconocida como accidente de trabajo tanto por el INSS como por la Mutua.
Pero cuando se incorporó a su puesto de trabajo, no era la misma. Además de las conocidas secuelas del COVID (falta de olfato y gusto), se mareaba, le faltaba la respiración, tenía mialgias, síncopes,… que empeoraban con esfuerzos físicos tan livianos como subir una cuesta. Una mujer que antes de contagiarse hacía pádel, corría, andaba en bici…
Todos estos síntomas fueron empeorando hasta que en mayo 2021, al subir una cuesta camino de su centro de trabajo y llegar al vestuario, se mareó perdiendo el conocimiento. Fue examinada en urgencias siendo diagnosticada de “Síncope”. Y a pesar de que se produjo un horario laboral, en el vestuario del centro de trabajo y desde urgencias del Hospital fue remitida a la Mutua por sus superiores, no se calificó como accidente de trabajo.
A raíz de dicho episodio, empezaron las exploraciones neurológicas y neumológicas. Pero mientras, Begoña iba empeorando: tenía lagunas de memoria, le había cambiado el habla, perdía el hilo en las conversaciones... hasta que llegó el diagnóstico: Síndrome de Taquicardia Postural Ortostática (POTS por sus siglas en inglés).
A pesar de que su médico de cabecera ya establecía una relación entre la infección por COVID y el POTS como secuela en junio de 2022, calificó la baja como enfermedad común. Y aquí es donde empieza la lucha para que se reconozca el POTS como secuela del COVID y se califique como accidente de trabajo.
En nuestra primera consulta Begoña me contó lo que pretendía: solicitar que la baja de junio de 2022, la primera que ponía nombre a los síntomas que padecía desde la infección (POTS) fuera declarada como Accidente de Trabajo. Pero no iba a ser fácil demostrar que su diagnóstico era una secuela del COVID: no había jurisprudencia, sólo estudios en sus fases iniciales que hablaban de una relación entre la infección por COVID y el POTS como secuela.
Pasaron los meses y, cuando se acercaba la fecha del juicio, volví a investigar la jurisprudencia por si desde que presentara la demanda hacía mas de un año, algún Tribunal Superior de Justicia o el Tribunal Supremo hubiera dictado alguna sentencia que vinculara la infección por COVID y el POTS. No la había.
Begoña acudió personalmente el día de la vista. Frente a nosotras, tres letradas, cada una por una de las partes demandadas, todas en nuestra contra. Incluida Osakidetza. Esta oposición a reconocerle como secuela del COVID el POTS hecha por Osakidetza, fue lo que mas dolió a Begoña.
Cuando me notificaron la sentencia, no pude esperar a abrirla y fuí directa al fallo. Nos habían estimado la demanda, “declarando que la IT de la actora deriva de la contingencia de accidente de trabajo”. Enseguida llamé a Begoña y le dí la noticia. También le advertí que la sentencia no era firme, que cabía recurso, etc...
La sección sindical de Osakidetza se hizo eco de la noticia, y empezaron a preguntar por ella varios medios de comunicación, incluido un conocido periódico local. Querían entrevistar a Begoña. De la forma mas asertiva posible, le expliqué que querían entrevistarla y que solo ella debía tomar la decisión. Tras pensarlo, finalmente, accedió.
Enseguida el entrevistador se dió cuenta de como era de verdad Begoña, como aún pervivía la fortaleza de su espíritu, su inteligencia, su capacidad de superación y lucha, y le dió sus tiempos. A veces se perdía en sus historias, otras las contaba con total naturalidad hasta que de repente le pedía que no pusiera eso. Hubo muchos off the records, algunos divertidos, otros tristes y otro de enfado.
Nos contó que esos primeros días, cuando llevar mascarilla se convirtió en primera necesidad, se veían abocados reutilizarlas porque no había mascarillas para todos y todas. Tampoco había batas (¿recordáis la foto con bolsas de basura?) y también se reutilizaban. Y sin embargo, tanto Begoña como sus compañeras, a pesar de la precaria situación, cuidaron de las y los enfermas y enfermos cuando muchos veces ni sus propios familiares se acercaban a ellos por miedo al contagio.
Esta sentencia, dictada por la Magistrada del Juzgado de lo Social n.º 7 de Bilbao, que tengamos conocimiento, es la primera que establece una relación de causalidad entre la infección por COVID y el POTS como secuela. Aunque para que pueda sentar jurisprudencia es necesario que la ratifique una instancia superior, como el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. Y desde ESK vamos a luchar para que el fallo de la sentencia se mantenga y pueda ser utilizado por otras y otros trabajadoras y trabajadores de la sanidad pública y privada.
ESK biluzten: Dani Ramos
Dani podría trabajar en cualquier productora de cine ya que sus carteles de cine adaptados a Mercedes han creado marca. Le faltan pocos montes para coronar todos los de Euskal Herria y a pesar de ser un buen “blusa”, no pierde ocasión de disfrutar del bullicio sanferminero.
Dani además es un artesano del sindicalismo, de esos que observa más que mira, que ataja los problemas de frente, de manera clara y directa, y disfruta de responder de manera crítica, combativa y creativa a cada trampa de la empresa. En esta entrevista, tenemos la oportunidad de profundizar en su persona, en sus ideas y en su gran aportación a ESK.
Las malas lenguas dicen que para ser ‘blusa’ se te ve mucho por Iruñea en sanfermines… ¿has pensado en cambiar de ciudad?
Ja, ja, ja, la verdad es que no me cambiaría, pero me gusta la fiesta en la calle y en Iruña tengo buenas amistades, así que aprovecho la oportunidad para ir siempre que puedo.
Ya has subido buena parte de los montes de Euskal Herria. ¿Cuántos te quedan?
Pues, acabados los montes de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa me quedan unas 40 cimas en Nafarroa y otras 20 aproximadamente en Iparralde. No es una especie de competición, es un propósito de conocer nuevos lugares, los de la tierra y otros, de hecho cualquier periodo de vacaciones lo aprovechamos la familia para conocer parajes naturales de otros territorios, Asturias, León, Cantabria…
¿Qué es más duro, subir a la Mesa de los Tres Reyes con ventisca o llegar a acuerdos en Mercedes?
¡Llegar a acuerdos en Mercedes sin duda! Subir cualquier cima es un placer siempre y si las condiciones no te favorecen puedes darte la vuelta, a la empresa en cambio, no hay que darle la espalda nunca.
ESK es un sindicato con larga tradición en Mercedes. ¿Cuándo te afiliaste?
Si no me equivoco me afilié hacia 1998. Fue una afiliación a contracorriente, por entonces, la gente se afiliaba a UGT, CCOO o ELA para quedarse indefinida y ya desde entonces tenía claro que no quería estar afiliado a ningún sitio en el que se traficara con libros de familia y carnets de afiliación.
¿Cómo ha evolucionado ESK en Mercedes?
La sección sindical, en su momento, terminó un buen ciclo, pero la transición no se hizo lo mejor que se debía y atravesamos una travesía en el desierto que nos llevó desde casi desaparecer a la representación actual.
Por el camino, la empresa ha ido creciendo, incorporando a cada vez más mujeres y se ha ido rejuveneciendo la plantilla. Con ese escenario hemos sabido evolucionar volcándonos en la defensa de las personas, sean afiliadas o no.
En las últimas elecciones sindicales sacasteis unos buenos resultados. Presume…
Esa forma de entender el sindicalismo, con mucha presencia en los sectores donde tenemos representación, sin distinguir afiliación y no afiliación, sin miedo a confrontar con la empresa en todos sus estamentos, desde la dirección hasta el último encargado, con compromiso e implicación en las reivindicaciones del convenio y la defensa del empleo, con defensa a ultranza de la salud y la vida de las personas (con mención especial a la época de la COVID), todo eso y más la gente lo ha reconocido, agradecido y digamos que premiado en las elecciones sindicales.
Como bien dices, un momento clave fue la pandemia cuando la plantilla paró la producción de la fábrica para que las EPIs que había en Mercedes fuesen a los servicios esenciales. ¿Cómo vivisteis ese momento?
Al contrario de lo que pudiera parecer, aquel 16 de marzo, fue un día muy tenso y desagradable.
Toda la fábrica quería parar, tanto la plantilla como el personal responsable de sectores. El único que no quería hacerlo era el director. Demostró no tener empatía y una gran falta de humanidad, como le hicimos saber desde ESK. Gasteiz era ‘zona cero’ de la COVID en aquellos momentos y no tenía ningún sentido estar haciendo furgonetas mientras estaba muriendo gente. Finalmente, junto con el resto del comité, logramos detener la producción.
Lo que sucedió es el mejor ejemplo para comprender que la vida de las personas está por encima de cualquier beneficio empresarial.
El anterior director de Mercedes Gasteiz (Emilio Titos) era un personaje que podía haber protagonizado cualquiera de las secuelas de Torrente. ¿Cómo era tratar con él en primera persona?
Se trata de una persona con un ego desmedido. No voy a cuestionar sus capacidades intelectuales pero creo que ahora que se ha marchado de Mercedes ha encontrado su lugar en ese chiringuito que es ‘Robotekin’. Ahora trabaja básicamente con programas y robots y no con personas con las que ha demostrado no empatizar.
Es delirante ver como las instituciones han compadreado con un señor condenado como responsable de un accidente de tráfico por ir haciendo carreras con coches de exposición de Mercedes y luego huir del lugar.
El nuevo diretor es Bernd Krottmayer. Al margen del cambio de estilo, ¿hay cambios de fondo o su política es continuista?
Obviamente tiene otro talante, pero que se vista de Olentzero, se ponga una camiseta del Alavés o pague algún café o almuerzo a la plantilla no es lo que desde ESK esperamos de él. Ese tipo de acciones más o menos populistas no son las que nos van a convencer de que las cosas han cambiado.
En el fondo las cosas no han cambiado tanto, el problema es el convenio que tenemos. Apreciamos que las suspensiones de jornada desde el cambio de dirección han sido pegadas a fines de semana y valoramos el acuerdo de flexibilidad compartida en el que de cada 8 horas de suspensión la empresa asume 4 y las personas trabajadoras le debemos solamente las otras 4 pero en cuanto a conciliación, ritmos de trabajo, ergonomías, seguimos igual por no decir peor.
La sección sindical de Mercedes representa a ESK en los Encuentros de Sindicatos Combativos del Sector de la Automoción. ¿Qué se cuece aquí?
No estoy participando yo activamente en esos encuentros. Lo bueno de crecer es poder tener un buen equipo y mis compañeros Juanillo y Jon Ander son quienes acometen esa tarea.
Se trata de unos encuentros entre diferentes sindicatos combativos (y por desgracia minoritarios) en los que se ponen en común las diferentes situaciones de las diferentes plantas de automoción del estado y se analiza la evolución y la problemática del sector con todo lo que se viene con la electrificación, la guerra comercial con China y el cambio de paradigma mundial con respecto al tipo de movilidad. Es un espacio muy interesante porque se afronta la situación desde el punto de vista de las personas trabajadoras del sector y no de las diferentes direcciones de las compañías.
Es paradójico que la mayor industria automovilística del estado español esté en Gasteiz, ‘Green capital’. ¿Un delegado sindical como tú cómo transmite al resto de compañeros y compañeras de trabajo que hace falta una transición ecosocial que nos lleve a escenarios más sostenibles?
No es una tarea fácil. Sabemos la contradicción que supone mantener el discurso de defensa de las personas y entornos y a la vez defender el empleo en las industrias relacionadas con los combustibles fósiles. Pero es un camino que hay que recorrer.
Por desgracia la tozuda realidad nos va a obligar a entrar sin complejos en el meollo de la cuestión, se fabrican menos coches porque se venden menos coches. El concepto de movilidad está cambiando y la apuesta de cambio de tipo de fabricación va a reducir en los próximos años el “musculo” de la industria del automóvil.
Que no se quede nadie fuera es fundamental, las personas trabajadoras no pueden ser las únicas responsables en pagar el pato del cambio. La transición debe ser justa y tanto las empresas como las instituciones que las han apoyado deben dar alternativas y cobertura a las posibles personas afectadas.
Últimamente las noticias que llegan de Mercedes son inquietantes...
Así es, durante este 2025 se prevé pasar de 3 a 2 turnos y aunque las expectativas de Mercedes, para los años posteriores, son buenas en cuanto al mantenimiento del empleo se refiere, durante este año, según la empresa, se producirán excedentes puntuales de personal.
ESK mantiene que no sobra nadie y que los ritmos de producción deben adaptarse a la producción real. No es lógico que la empresa, aprovechando que el convenio se lo permite, planifique trabajar durante 2025 primero a 3 turnos con suspensiones de jornada y después a 2 turnos con posibles semanas de 45 y 53 horas. Todo ello sin descartar que aparezca el fantasma de algún ERTE. Una planificación ilógica que no tiene en cuenta a las personas. En este momento existe un gran descontento por los cambios estructurales que supone pasar de 3 a 2 turnos.
Y en estas circunstancias ¿cómo está el panorama sindical?
Actualmente no hay una postura unitaria dentro del comité de empresa. Como ya he indicado, estamos totalmente condicionados por el convenio. La empresa ha pretendido negociar el aliviar las consecuencias de trabajar 45 o 53 horas semanales, pero no se ha alcanzado ningún acuerdo. Primero porque por ejemplo en ESK no queremos negociar sobre modelos de trabajo que rechazamos frontalmente y segundo porque el resto de sindicatos no aceptó la última propuesta que la empresa les planteó.
En las últimas elecciones, la plantilla decidió dar la vuelta a la representación en el comité y en la actualidad, ELA y LAB suman mayoría aunque la opinión y la acción sindical de ESK sigue influyendo decisivamente en las decisiones finales de la totalidad del comité.
¿Qué propósito has pedido para este 2025?
No soy mucho de propósitos para el año nuevo y esas cosas, pero sí que me gustaría que se acabará el genocidio que Israel está realizando en Palestina, que los hombres dejemos de ejercer violencia sobre las mujeres, que seamos capaces de seguir conteniendo la ola de fascismo, que el acceso a una vivienda digna sea asequible y que a la clase trabajadora nos vaya bien.
Ya se que son unos deseos muy globales y generales pero son situaciones que año tras año duelen en el corazón y es el corazón el que nos debe mover en nuestras acciones.