Los cuidados son responsabilidad de todas y todos: de las instituciones que deben de garantizar un servicio público de cuidados, de las empresas que deben de facilitar la conciliación y de los trabajadores que tienen que asumir sus responsabilidades en el ámbito privado.

 

 

« La huelga, compañeros, en los centros de trabajo,  en casa ni un solo paro  »

 
Ha pasado más de un año desde la histórica huelga feminista por el derecho a los cuidados y... ¡sorpresa 🤡!, la situación sigue prácticamente igual. En el marco institucional apenas ha habido cambios, y en el laboral, menos aún. Los gobiernos de Iruña y Gasteiz han perfeccionado el silencio administrativo y, más allá del postureo al que nos tienen acostumbradas (y del que ya estamos hasta el moño), no han dado ni un paso hacia un sistema público de cuidados.

A la patronal los únicos cuidados que le interesan son aquellos que le garantizan beneficios, aún a costa de precarizar a las trabajadoras y de tener a las personas usuarias en condiciones lamentables. No le interesa el bienestar de las personas usuarias, como para interesarle el de las trabajadoras. Y todo ello con el amparo y la complicidad de las instituciones que además de no asumir sus responsabilidades miran hacia otro lado ante los desmanes empresariales.

Más allá de las empresas dedicadas al sector de los cuidados, al resto de la patronal le importa bien poco la vida de las trabajadoras y trabajadores, porque nuestras vidas, fuera de los centros de trabajo no le son productivas y ya sabemos que el capital desprecia todas aquellas partes de la vida que no le son productivas. Pero nosotras, la clase obrera, queremos vidas dignas, vidas que merezcan la pena ser vividas, vidas en las que las personas seamos el centro, en las que el autocuidado, cuidar y que nos cuiden sea prioritario por encima de sus miserables beneficios. La única manera de conseguirlo es seguir luchando por mejorar nuestras condiciones laborales, unas condiciones laborales que tienen que garantizar que nuestras vidas sean dignas de ser vividas. Exigir mejoras para nuestras vidas pasa por la lucha en los centros de trabajo, por pelear en nuestros convenios medidas que faciliten los cuidados, por promover todas las acciones e iniciativas que ayuden a este fin.

Sin embargo, no podemos olvidar que los cuidados son responsabilidad de todas y todos. Tenemos derecho a ser cuidadas y tenemos derecho a cuidar y cada cual tiene que asumir sus responsabilidades individuales y colectivas. Es inaceptable que la clase obrera, que se ha caracterizado siempre por su solidaridad de clase y compromiso, en el espacio privado sin embargo, siga dejando tiradas a sus compañeras cargándolas con la mayor parte de las tareas de cuidados. La huelga, compañeros, en los centros de trabajo, en casa ni un solo paro.

Que nos cuiden no puede ser un privilegio solo reservado a quienes pueden pagarlo. No cuidar no puede seguir siendo el privilegio de hombres que cargan en las espaldas de las mujeres estas tareas. Los cuidados, cuidar y que nos cuiden, son un derecho.

 

 

« Es imposible cuidar  si no tenemos tiempo  »

 
El derecho al cuidado. un derecho laboral

La forma de organizar el empleo incide directamente en los cuidados. Poner en el centro la vida de las personas, nuestras necesidades, la necesidad de cuidados en su sentido más amplio cuestiona directamente el capitalismo y su modelo de producción.

ESK asume esta responsabilidad y es por ello que junto con los sindicatos que conforman la intersindical feminista se compromete a llevar a la negociación colectiva medidas urgentes que garanticen el derecho de la clase trabajadora al cuidado.

Es imposible cuidar si no tenemos tiempo, la reducción de la jornada laboral es imprescindible para virar hacia una sociedad más justa e igualitaria. La reducción de la jornada laboral, hasta llegar al menos a las 30 horas, sin que ello repercuta en el salario, es una de los compromisos irrenunciables de ESK.

Las trabajadoras y los trabajadores tenemos derecho a la conciliación de nuestra vida laboral y familiar y es por ello que hay que seguir ahondando en medidas de conciliación, mejorando y posibilitando nuevos permisos y licencias. Sin embargo, estas medidas, de ninguna manera, pueden servir para profundizar en los estereotipos de género ni en modelos de familia nucleares que poco tienen que ver con las estructuras actuales.

Nuestras reivindicaciones tienen que ir encaminadas a que en los sectores masculinizados seamos capaces de elaborar estrategias que incentiven los permisos y logremos una corresponsabilidad real por parte de los hombres. Del mismo modo en los sectores más feminizados debemos exigir que se garanticen las sustituciones de las mujeres que reducen su jornada laboral y que estas reducciones no penalicen su cotización.

Los modelos de familia han cambiado, nuestra estructura de socialización y de convivencia también y cada vez más se establecen relaciones más libres e igualitarias. No podemos permitir que, mientras la sociedad avanza, en nuestros centros de trabajo sigamos asumiendo modelos tradicionales que cada vez representan a menos gente. Es necesario incluir, ampliar y aumentar permisos de cuidados fuera de la estructura de la familia nuclear estableciendo vinculogramas a los que se puedan acoger todos los modelos de familia.

Cuidar, que nos cuiden y también cuidarnos, son necesarias también medidas que fomenten el autocuidado y que no estén supeditadas a cuidar a nadie, y se debería avanzar hacia ellas, como reducciones o excedencias con guarda de puesto no ligadas a cuidados de otras personas, el año sabático, etc.

 

« La única manera de acabar con el negocio del cuidado es que  se elimine el ánimo de lucro  »

 

Nuestras vidas no son un negocio

El único objetivo del capital es el de acumular riqueza y como era de esperar no ha tardado en encontrar un filón en la llamada crisis de cuidados.

En Euskal Herria con una rentabilidad que en algunos casos roza el 25%, el sector de los cuidados, ha pasado en los últimos 30 años a estar en manos de multinacionales que gestionan residencias tanto privadas como concertadas. Unas empresas a las que no les importan ni las personas usuarias del servicio con quienes especulan, ni muchísimo menos sus trabajadoras a quienes precarizan para obtener así mayores beneficios, llegando a facturar millones de euros a costa de nuestra salud y de nuestras condiciones laborales.

La única manera de acabar con este negocio es que se elimine totalmente el ánimo de lucro, que el cuidado, en definitiva, nuestras vidas y bienestar, no sean un negocio para nadie. ESK apuesta por un sistema público de cuidados pero es evidente que mientras logramos nuestro objetivo la mejora de las condiciones laborales de las trabajadoras del sector de cuidados tiene que ser una prioridad. Hay que impulsar la mejora de los acuerdos y apostar por convenios colectivos fuertes que recojan las reivindicaciones del sector y mejoren sus condiciones laborales y de manera urgente las salariales.

La reducción de los ratios es sin duda una de las cuestiones clave y que las trabajadoras no estén sobrecargadas y por lo tanto que las personas usuarias puedan recibir una atención de calidad.

No podemos hablar de cuidados sin mencionar a las empleadas de hogar. Son ellas las que en gran medida sostienen los cuidados y sin embargo quienes peores condiciones laborales tienen. Tal es así que a pesar de los pocos, y lentos, avances que se han dado, siguen sin tener los mismos derechos que el resto de trabajadoras y trabajadores. El empleo de hogar tiene que estar sometido a la misma regulación que el resto y tener los mismos derechos, no seguir habiendo trabajadoras de segunda. La mujeres (porque la inmensa mayoría lo son) que trabajan en régimen interno son mayoritariamente trabajadoras migradas y muchas de ellas además se encuentran en situación irregular, sometidas a condiciones laborales y situaciones vitales realmente difíciles. Ellas lo sufren y lo dicen las mujeres migrantes y racializadas se enfrentan a continuas vulneraciones y violencias, ante una falta de reconocimientos de derechos y protección: explotación laboral, violencias machistas y acoso sexual en el ámbito laboral, racismo social e institucional, irregularidad administrativa que supone la negación de derechos y de participación, entre otras. La única manera de acabar con esto es mediante la regularización de todas ellas y acabando de una vez por todas con la ley de extranjería.

Los cuidados son un derecho y son las administraciones públicas quienes tienen que garantizarlo, independientemente de que hagamos uso o no del mismo o de que coexista con otros modelos, del mismo modo que se garantiza la educación o la sanidad pública.

Las instituciones tienen que dejar de mirar para otro lado y asumir su responsabilidad ya que son ellas quienes han permitido y promovido el modelo actual. ESK apuesta por un sistema público de cuidados que garantice el derecho de todas las personas al cuidado. Exigimos la paralización inmediata de las privatizaciones. No solo se trata de impedir que continúen con la mercantilización del sector de los cuidados, es necesario también deshacer el camino y esto pasa por publificación, subrogando a todo el personal y eliminando totalmente el ánimo de lucro de esta actividad. La única manera de que los cuidados no sean ni un privilegio ni un negocio es no tengan beneficios empresariales.

Los servicios públicos deben ser reforzados porque esta es la única manera que tenemos de garantizar un cuidado digno y de asegurar que las personas somos bien atendidas y de una manera integral y para todo esto es necesaria una mayor inversión.

Si realmente queremos revertir la situación actual de los cuidados y la corresponsabilidad, además, la concienciación y la educación son las herramientas más eficaces. Es necesario que desde las administraciones públicas se acuerden, renueven y desarrollen planes de igualdad. Que el cuidado, como la responsabilidad colectiva que es, esté incluido en el currículum y que se incluyan planes de coeducación estables y de calidad en todos los centros educativos dotándolos de los recursos necesarios para ello.

 

« Los cuidados son una responsabilidad colectiva pero  también individual  »

 
La huelga, José Luis, en el curro

El 30 de noviembre de 2024 supuso un hito en Euskal Herria. Por primera vez se celebró una huelga Feminista por el derecho al cuidado. Sin embargo, algún señor random aquel día no hizo huelga porque, literal, lleva en huelga prácticamente desde que se fue de casa de la ama (sí Jose Luis, llevas tirado en el sofá desde que existía la URSS).

Si algo ha caracterizado a ESK en particular, pero en general a la clase obrera, no es otra cosa que precisamente la solidaridad de clase, su capacidad de entender el mundo desde lo colectivo, de priorizar el bien común frente a valores individualistas y egoístas, nuestra capacidad de renunciar a privilegios personales para garantizar los derechos colectivos.

Sin embargo, esos valores tan enraizados, que defendemos y luchamos en nuestro centro de trabajo, anteponiendo los derechos de compañeros y compañeras frente a nuestros intereses particulares, parece que a algunos se les olvida en cuanto cruzan la puerta de su casa. La solidaridad, la responsabilidad y el compromiso son valores que algunos solo ponen en práctica de puertas para fuera.

Los cuidados son una responsabilidad colectiva pero también individual. Los permisos y licencias para el cuidado, como diría una compañera histórica de ESK, no son «permisos de caza y pesca». Los hombres tienen que renunciar a sus privilegios y empezar de una vez por todas a responsabilizarse también de los cuidados, con el mismo compromiso, entrega y militancia que lo hacen con otras cuestiones en los centros de trabajo. La lucha por el derecho al cuidado no es una lucha de las mujeres, es una lucha colectiva, de todos y todas, una lucha que tenemos que llevar a cabo en nuestros centros de trabajo exigiendo medidas que posibiliten la conciliación, tensionando a la patronal para que los beneficios del capital no se prioricen frente a nuestro derecho a tener vidas dignas.

La lucha por unas condiciones laborales dignas que pongan nuestras vidas en el centro ha de ser prioritaria en el curro y en la calle, pero en casa, José Luis, ni un solo paro.

 

 

Manifestaciones del 8 de marzo de 2025

  • Donostia: 12:30 h. Tunel del Antiguo.

  • Gasteiz: 12:30 h. San Anton

  • Iruñea: 13:00 h Antoniutti

  • Baiona: 17:00 h. Estación

  • Bilbao: 18:00 h. Sagrado Corazón

 

Descargar revista

 

Compromiso sindical en favor del derecho colectivo al cuidado

Este jueves 6 de marzo saldremos a las calles para exigir un sistema público de cuidados y para que se Leer más

En casa menos huelga, en el curro conciliación

Los cuidados son responsabilidad de todas y todos: de las instituciones que deben de garantizar un servicio público de cuidados, Leer más

Compromiso sindical con un sistema de cuidados público y comunitario

Apostamos por un sistema de cuidados público y comunitario que ponga las vidas en el centro. Nos comprometemos a llevar Leer más

25N: Las mujeres víctimas de violencia tienen derechos laborales específicos

ESK ha elaborado una guía que recoge los derechos laborales de las mujeres víctimas de violencia de género y/o violencia Leer más
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
  • 6
  • 7
  • 8
  • 9
  • 10
  • 11
  • 12
  • 13