Desde que las Direcciones decidieron que se querían colgar la medallita de la Joint Commission el día a día del personal de nuestro hospital no ha hecho más que empeorar.
A las elevadas cargas de trabajo habituales se les suma la presión que está ejerciendo la Dirección para cumplir con unos estándares de calidad inaplicables con una plantilla tan reducida como la que tenemos.
La Joint Commission es una organización de origen estadounidense que se dedica a acreditar la calidad y la seguridad en la asistencia que prestan las instituciones sanitarias. Desde ESK denunciamos que la Dirección pretenda cumplir con unos estándares de calidad estadounidenses de primer nivel con una plantilla totalmente insuficiente.
Los estándares que nos están metiendo con calzador están basados en una práctica de cuidados que solo se pueden llevar a cabo con plantillas mucho más amplias. Si realmente quisieran mejorar la calidad y la seguridad aumentarían las plantillas, pero eso no está en sus planes. No hay más que ver cómo están los servicios del hospital, desde las unidades de críticos, pasando por las plantas de hospitalización, urgencias, quirófanos, laboratorios, personal celador, consultas… y un largo etcétera.
Y si todo esto no fuera suficiente, ahora se están negando permisos al personal con la excusa de que “hay que pasar la Joint Commission”. ¡El colmo! No puede haber un servicio de calidad en un hospital donde se explota al personal y se conculcan sus derechos.
Desde ESK exigimos a la Dirección que apueste de una vez por adecuar las plantillas a las cargas de trabajo, que es el primer paso para mejorar la calidad y la seguridad en la asistencia y que deje de presionar a los y las trabajadoras para conseguir una acreditación que lo único que va a servir es para que las de arriba se cuelguen una medallita a costa de explotarnos.